Desde la antigüedad, se ha utilizado la lavanda como relajante. Dicha propiedad hace que se recurra a ella cuando no se puede conciliar el sueño, además del insomnio, es altamente eficaz a la hora de reducir los estados de ansiedad y nerviosismo, disminuye la tensión arterial, ayuda a evitar el mareo en los viajes y facilita las digestiones cuando éstas se ven alteradas a causa de los nervios, gracias a sus propiedades antiinflamatorias, otro de sus principales usos es como calmante del dolor.

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